dijous, 19 de novembre del 2009

Uno de mis poemas preferidos.... MMP


Carta

Ahora que estoy muy sola y es de noche afuera
te escribo apenas para decirte que las cosas
nada han cambiado desde que nos dejamos,
que los árboles mueren lentamente, como siempre,
y el río sigue su curso de cada día.
Te escribo en el Pueblo y me crecen líquenes
en las manos, las palabras me resuenan
silencio adentro, entre libros y sueños.
Estoy tan sola que ni oso moverme.
El tiempo se me va entre el estorbo
que soy, si miro hacia atrás,
y el horizonte de ti que se me aleja.
Todo ahora es reposado, tal vez
porque el riesgo es mayor y me maravilla
saber que me lo juego a una palabra.
Siempre hay un gesto profundo que no se mide
ni con las manos ni con la voz, un gesto que nos deja
tan enfrente de nosotros que se diría
que hemos vuelto a nacer. Podría yo
llenar de presencias este silencio enorme
y, poco a poco, hacerlo el centro;
podría decirte cosas más concretas
para convertir en arena la soledad
y arraigarme en ella, pero entonces
un viento salado me heriría los labios
y amo más el ocio de hablarte.
He aquí pues: te escribo y es de noche afuera.
¿Qué más podría hacer por retenerte
si el tiempo nada puede ya contra la espera
que me he impuesto de ti, si no me llega
rumor alguno de la noche y estoy inmóvil
porque el silencio eres tú y temo perderte?
Cada palabra es una mano que se abre
para acoger a otra mano. Soy todo palabras
y me entrego entera porque crecer
no mancha ya mi piel ni me desconcierta.

Sé esto desde que cada cosa
se me hace presente, insólita y precisa,
al cerrar los ojos, desde que me golpea
la nostalgia como una pesadilla y vivo siempre
hacia mí misma. Hay días -créeme-
en que me niego a pensar en ti. No quisiera
separarte del silencio ni someterte
a la medida del deseo, y en cambio
te me muestras tan claro que parece
que tengo la sangre llena de vidrios.

Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia.

De "Autobiografía"
Versión de Adolfo García Ortega

dilluns, 2 de novembre del 2009

Mi abuela

Se fué, y una parte de mi se fué con ella.
La recordaré siempre, esa mujer fuerte y dulce, su cabello blanco peinado para atrás y su suave olor a laca...
La caracterizaba una paciéncia infinita, jamás tenía un no para mi, y a pesar de sus arrugas repletas de histórias tristes y épocas realmente difíciles ,no la abandonaba nunca la ternura, ni una sonrisa, ni sus palabras llenas de serenidad y cariño.
Perdió un hijo de siete años, otro con 57 ,su marido ,mi querido y genuino abuelito... y siguió siempre emanando ternura , comprensión y cariño.
Amó la vida y la respetó, afrontó y luchó con entereza ante cualquier tipo de adversidad .
Entendió rápido, cuando llegué a la adolescencia, que apreciaba más cinco mil pesetas (que se sacaba del sujetador con la mano temblorosa), a diez braguitas de algodón y un pijama de franela.
Ha sido testigo de los cambios de casi un siglo , pasó la guerra y sobrevivió a auténticas calamidades.
Cuan triste es perder a tu abuelita, ver a esa mujer fuerte y con carácter consumiéndose en una cama de hospital durante dos años...
Siempre guardaré en mi memória nuestras horas de abrazos y "guiri-guiri" delante la chimenea hasta dejarme la espalda roja, su amor incondicional, sus besos interminables, sus histórias repetidas mil y una veces ,sus labios temblando , sus manitas manchadas, sus ojos maculados y observadores siempre alerta...
Dichosa mi abuela, como voy a olvidar a mi abuelo recordándole siempre que era la mujer más bella y maravillosa del mundo...

Ser mayor, difícil empresa... Gracias abuela, simplemente por existir, por no ser perfecta, por quererme como siempre me decias hasta las estrellas y más allá...

SIEMPRE en mi corazón.
Mientras yo viva tu vivirás.

glorydays
***